jueves, 5 de mayo de 2011

Una noche cualquiera

Aquella era sin duda una noche normal, sin ruidos extraños, ni tormentas, ni sombras tenebrosas… una noche cualquiera al fin y al cabo, eso sí, había un silencio francamente inquietante, silencio que me quitaba el sueño. No tenía miedo, o eso era lo que quería creer. El caso es que por una extraña razón, me resistía a moverme de la cama. En ese momento me vino a la cabeza una canción que hacía años que no escuchaba, al rato intenté quitármela de la cabeza, pues pensaba que era la causa de mi insomnio. Al final, tal y como me esperaba, no ocurrió nada aquella noche normal y corriente.

Me despertó como cada mañana, el muy molesto sonido del despertador a pilas que nunca falta en todas las mesitas de noche, junto al vaso de agua que lleva ahí tres, y que si te fijas bien, te darás cuenta de que hay renacuajos dentro.

Bueno, la noche siguiente era exactamente igual a la anterior, pero esa vez me dormí enseguida. Aunque esa noche soñé que un hombre de bata blanca de médico me decía algo, pero no recuerdo el qué, lo único que sé es que yo estaba un poco asustada.

Al día siguiente, me desperté, pero ese día, no me llamó el despertador, así que miré el reloj y me levanté de un salto de la cama, y grité: “¡Oh, no! ¡Llego tarde al instituto!” Me vestí todo lo rápido que pude, y me fui yo sola caminando al colegio. Ahora que lo pienso, esa mañana no vi a mis padres, pero no sé por qué, parecía que no me daba cuenta de ello. Era todavía de noche, cosa que tampoco me pareció raro, y llegué al instituto. Entré en clase, entró el profesor conmigo, y empezó a dar clase, estábamos solos el profe y yo, pero al igual que había ocurrido durante toda la mañana, no parecía darme cuenta de estos extraños sucesos. A partir de aquí, los recuerdos se hacen cada vez más borrosos e irrecordables, una cosa cualquiera como recordar qué había cenado aquella noche, era una misión imposible para mí.

A la mañana siguiente, desperté y pensé que había sido un sueño, el despertador sonó, mis padres estaban allí y no era de noche, razón suficiente para que una persona cuerda se dé cuenta de que era así.

Pero el día se hizo muy extraño, mis amigos hablaban de cosas que nunca habían pasado, mis profesores me pedían tarea que no habían mandado, era como si me hubiera perdido algo importante, o algo sin importancia, no lo sé… supongo que estaba muy confusa. Aunque de una cosa sí me di cuenta, todo el mundo estaba muy nervioso, y no paraban de mirarme, creí entonces que tenían algo que contarme.

Poco a poco me di cuenta de qué había pasado, y creo finalmente que me ocurrió algo que me hizo perder varios días de mi vida, puede que esté relacionado con el hombre de bata blanca, pero también puede estar relacionado con cualquier cosa. Puede también que los días en los que yo estaba “ausente” ocurrió algo que todos se niegan a contar.

Nunca pensé que perder unos pocos días de mi vida despertaría tanta curiosidad en mí.


Este es un relato escrito por Paula Moreno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario